TERESA DE JESUS DE LOS ANDES,
Virgen, Carmelita Descalza
Primera Santa chilena
Con el ejemplo de su vida, pone ante nuestros ojos el evangelio de Cristo, encarnado y llevado a la práctica hasta las últimas exigencias.
Virgen, Carmelita Descalza
Primera Santa chilena
Con el ejemplo de su vida, pone ante nuestros ojos el evangelio de Cristo, encarnado y llevado a la práctica hasta las últimas exigencias.
La joven que hoy es glorificada en la Iglesia con el título de Santa, es un profeta de Dios para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Ella es para la humanidad una prueba indiscutible de que la llamada de Cristo a ser santos, es actual, posible y verdadera.
Ella se levanta ante nuestros ojos para demostrar que la radicalidad del seguimiento de Cristo es lo único que vale la pena y lo único que hace feliz al hombre.
Teresa de Los Andes, con el lenguaje de su intensa vida, nos confirma que Dios existe, que Dios es amor y alegría, que El es nuestra plenitud.
Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. Familiarmente se la conocía, y todavía se la conoce hoy, con el nombre de Juanita.
Ella despertó a la vida de la gracia siendo todavía muy niñita. Asegura que a los seis años atraída por Dios empezó a volcar su afectividad totalmente en El.
"Cuando vino el terremoto de 1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para sí" (Diario, n. 3, p. 26). Juanita poseyó una enorme capacidad de amar y ser amada junto con una extraordinaria inteligencia. Dios le hizo experimentar su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya a través de las exigencias de la cruz. Conociéndolo, lo amó; y amándolo se entregó a El con radicalidad.
Desde niña comprendió que el amor se demuestra con obras más que con palabras, por eso lo tradujo en todos los actos de su vida, empezando por la raíz. Se miró con ojos sinceros y sabios y comprendió que para ser de Dios era necesario morir a sí misma y a todo lo que no fuera El.
Sus Milagros
El Bombero Resucitado
El día 4 de diciembre de 1983, el voluntario de la Sexta Compañía de Bomberos de Santiago, Héctor Uribe Carrasco, cae desde una techumbre durante un incendio. Sufre un golpe eléctrico de un cable de 380 voltios, quedando completamente inconsciente y según decían los médicos, con un edema pulmonar, un edema cerebral y ninguna posibilidad de vida, pues estaba clínicamente muerto.
Ante esta angustiosa situación, su madre, Señora Olga Carrasco de La Vega, aconsejada por un voluntario amigo del accidentado, decidió ir hasta la Cripta de Sor Teresa, para implorar por la vida de su hijo. La súplica la hizo en la Capilla, acompañada de varios voluntarios y amigos de Héctor, el día 7 de diciembre, es decir, 3 días después del accidente.
Según testimonio de la mamá y de los amigos, desde entonces empezó a dar señal de recuperación hasta quedar totalmente restablecido. Los médicos están sorprendidos. El joven vive. Es un resucitado a instancias de Teresita.
Ella se levanta ante nuestros ojos para demostrar que la radicalidad del seguimiento de Cristo es lo único que vale la pena y lo único que hace feliz al hombre.
Teresa de Los Andes, con el lenguaje de su intensa vida, nos confirma que Dios existe, que Dios es amor y alegría, que El es nuestra plenitud.
Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. Familiarmente se la conocía, y todavía se la conoce hoy, con el nombre de Juanita.
Ella despertó a la vida de la gracia siendo todavía muy niñita. Asegura que a los seis años atraída por Dios empezó a volcar su afectividad totalmente en El.
"Cuando vino el terremoto de 1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para sí" (Diario, n. 3, p. 26). Juanita poseyó una enorme capacidad de amar y ser amada junto con una extraordinaria inteligencia. Dios le hizo experimentar su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya a través de las exigencias de la cruz. Conociéndolo, lo amó; y amándolo se entregó a El con radicalidad.
Desde niña comprendió que el amor se demuestra con obras más que con palabras, por eso lo tradujo en todos los actos de su vida, empezando por la raíz. Se miró con ojos sinceros y sabios y comprendió que para ser de Dios era necesario morir a sí misma y a todo lo que no fuera El.
Sus Milagros
El Bombero Resucitado
El día 4 de diciembre de 1983, el voluntario de la Sexta Compañía de Bomberos de Santiago, Héctor Uribe Carrasco, cae desde una techumbre durante un incendio. Sufre un golpe eléctrico de un cable de 380 voltios, quedando completamente inconsciente y según decían los médicos, con un edema pulmonar, un edema cerebral y ninguna posibilidad de vida, pues estaba clínicamente muerto.
Ante esta angustiosa situación, su madre, Señora Olga Carrasco de La Vega, aconsejada por un voluntario amigo del accidentado, decidió ir hasta la Cripta de Sor Teresa, para implorar por la vida de su hijo. La súplica la hizo en la Capilla, acompañada de varios voluntarios y amigos de Héctor, el día 7 de diciembre, es decir, 3 días después del accidente.
Según testimonio de la mamá y de los amigos, desde entonces empezó a dar señal de recuperación hasta quedar totalmente restablecido. Los médicos están sorprendidos. El joven vive. Es un resucitado a instancias de Teresita.
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