Miles de fieles y peregrinos, y entre ellos muchos niños con sus respectivas familias, se dieron cita este medio día en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien antes de rezar el Ángelus y bendecir las pequeñas estatuas del niño Jesús traídas por las familias, recordó que el Niño Jesús es el signo que manifiesta la realización de las promesas de Dios para todos los hombres por Él amados. “La madre Iglesia, mientras nos acompaña hacia la Santa Navidad, nos ayuda a redescubrir el sentido y el gusto de la alegría cristiana, tan diversa de la del mundo”, dijo el Papa al inicio de sus palabras. “No basta repetir un gesto tradicional por muy importante que sea –dijo el Papa refiriéndose al hábito de construir el pesebre en casa-. Es necesario empeñarse por vivir en la realidad de todos los días aquello que el presepio representa, es decir el amor de Cristo, su humildad, su pobreza”. Seguidamente enfatizó que “la bendición de los ‘Niñitos’ nos recuerda que el pesebre es una escuela de vida, donde podemos aprender el secreto de la verdadera alegría. Esta no consiste en el tener muchas cosas, sino en el sentirse amados por el Señor, el ser un don para los otros y amarse mutuamente”. “Observemos el pesebre: la Virgen y San José no parecen una familia muy afortunada; tienen al primer hijo en medio a tantos malestares; y sin embargo están llenos de íntima alegría, porque se aman, se ayuda, y sobre todo están seguros que su historia es la obra de Dios”, agregó. También reflexionó sobre la figura de los pastores, diciendo: “¿Y los pastores? ¿Por qué habrían de alegrarse? Aquel recién nacido no cambiará ciertamente su condición de pobreza y de marginación. Pero la fe los ayuda a reconocer en el niño el signo de la realización de las promesas de Dios para todos los hombres que Él ama”. Finalmente dijo: “Esto es en lo que consiste la verdadera alegría: el descubrir que nuestra existencia personal y comunitaria es visitada y rellenada por un misterio grande, el misterio del amor de Dios. Para gozar no necesitamos solamente de cosas, sino de amor y de verdad: necesitamos de un Dios cercano, que calienta nuestro corazón y responde a nuestras profundas expectativas”. Seguidamente el Papa rezó el Ángelus, saludó a los presentes en diversos idiomas e impartió su bendición apostólica. Blog Católico para adolescentes que se preparan para recibir el sacramento del Bautismo.1°puerta a un mundo donde encontramos las verdades reveladas por el Padre a través de su PALABRA. Conoceremos un poco más a JESÚS, ayudados de la alegría y fuerza de Esp.Santo.BLOG DEDICADO a Juan Pablo II y al Sacerdote JOSÉ MARÍA RUEDA ALCÁNTARA: sal y luz del mundo! www.ruedaalcantara.net --- Gracias a Página de Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds. de donde saco la mayor parte de reflexiones.
CORPUS CHRISTI
Luego del Bautismo, la primera Comunión, y luego la comunión por siempre !
La EUCARISTÍA es el alimento que sacia totalmente los anhelos más profundos del ser humano.
Jesús es pan de vida eterna: “El que venga a mí nunca más tendrá hambre” (Jn 6,35).
No dejes de comulgar !
(Claro está que primero debes de haberte, debidamente, confesado).
La EUCARISTÍA es el alimento que sacia totalmente los anhelos más profundos del ser humano.
Jesús es pan de vida eterna: “El que venga a mí nunca más tendrá hambre” (Jn 6,35).
No dejes de comulgar !
(Claro está que primero debes de haberte, debidamente, confesado).
domingo, 13 de diciembre de 2009
Es necesario vivir cotidianamente aquello que el pesebre representa: el amor de Cristo, dice el Papa
Miles de fieles y peregrinos, y entre ellos muchos niños con sus respectivas familias, se dieron cita este medio día en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien antes de rezar el Ángelus y bendecir las pequeñas estatuas del niño Jesús traídas por las familias, recordó que el Niño Jesús es el signo que manifiesta la realización de las promesas de Dios para todos los hombres por Él amados. “La madre Iglesia, mientras nos acompaña hacia la Santa Navidad, nos ayuda a redescubrir el sentido y el gusto de la alegría cristiana, tan diversa de la del mundo”, dijo el Papa al inicio de sus palabras. “No basta repetir un gesto tradicional por muy importante que sea –dijo el Papa refiriéndose al hábito de construir el pesebre en casa-. Es necesario empeñarse por vivir en la realidad de todos los días aquello que el presepio representa, es decir el amor de Cristo, su humildad, su pobreza”. Seguidamente enfatizó que “la bendición de los ‘Niñitos’ nos recuerda que el pesebre es una escuela de vida, donde podemos aprender el secreto de la verdadera alegría. Esta no consiste en el tener muchas cosas, sino en el sentirse amados por el Señor, el ser un don para los otros y amarse mutuamente”. “Observemos el pesebre: la Virgen y San José no parecen una familia muy afortunada; tienen al primer hijo en medio a tantos malestares; y sin embargo están llenos de íntima alegría, porque se aman, se ayuda, y sobre todo están seguros que su historia es la obra de Dios”, agregó. También reflexionó sobre la figura de los pastores, diciendo: “¿Y los pastores? ¿Por qué habrían de alegrarse? Aquel recién nacido no cambiará ciertamente su condición de pobreza y de marginación. Pero la fe los ayuda a reconocer en el niño el signo de la realización de las promesas de Dios para todos los hombres que Él ama”. Finalmente dijo: “Esto es en lo que consiste la verdadera alegría: el descubrir que nuestra existencia personal y comunitaria es visitada y rellenada por un misterio grande, el misterio del amor de Dios. Para gozar no necesitamos solamente de cosas, sino de amor y de verdad: necesitamos de un Dios cercano, que calienta nuestro corazón y responde a nuestras profundas expectativas”. Seguidamente el Papa rezó el Ángelus, saludó a los presentes en diversos idiomas e impartió su bendición apostólica.
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"El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad".
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"Denles de comer ustedes mismos”. Evangelio Domingo: Lc 9, 11-17 La eucaristía es el alimento que sacia totalmente los anhelos más profundos del ser humano. Cristo no defrauda. Él es el pan de vida eterna: “El que venga a mí nunca más tendrá hambre” (Jn 6,35). Él – y sólo Él – calma el ansia de felicidad, la necesidad de ser querido, la búsqueda de la felicidad...
Día del Sagrado Corazón de Jesús. Evangelio viernes: Lucas 15, 3-7.
| La oveja perdida ![]() Esperemos confiados pues no se olvida de nosotros el corazón de Cristo que sólo genera e irradia amor. |




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